Disfrutemos de las imágenes que el centinela –Rufino de Mingo- despliega con sus estándares.
Percibamos las sensaciones interiores que nos provoca la contemplación de su obra y las inquietudes a veces surrealizantes, que nos sugiere.
Dejémonos llevar por las sugerencias más que por las narraciones y los contenidos; por la relación de las masas con la imagen; por las narraciones y los contenidos; por la relación de las masas con la imagen; por el poder reseducción y la fascinación irónica de la distorsión, de la diversión y del gesto automático para romper con la estrategia fatal de la conformidad.
Dejémonos embaucar por la solidaria soledad del artífice y código más que por un significante o un significado concreto.
Porque como apuntaba Baudrillard: “Dada la acumulación de pruebas de la contrario, no hay más solución que la ilusión”.
JESÚS LÁZARO DOCIO
Parafraseando a John Berger pintar es hoy un acto de resistencia que satisface una necesidad y puede crear esperanzar.
A través de sus obras Rufino de Mingo es un residente que día a día construye esperanzas que soportan el peso de nuestros viejos prejuicios. Es un constructor de puentes entre el acto creativo, su plasmación plástica y la realidad social a la que permanece siempre atento. Su obra se encarna en este tiempo.
Ya identifiqué hace años a Rufino de Mingo con la figura de un centinela que se distancia de la realidad y de sus acontecimientos a través de la ironía y el sarcasmo de ácida mirada, para presentárnosla más objetiva e hiriente. Lo que percibe queda en su retina, pasa por su corazón y por su razón o sin razón, se transmite a la mano y a su gesto (la mono que puede dar placer, puede comunicar, puede herir,…) y este se plasma en el soporte que recibe el pincel. Así percibimos lo que Rufino recibe de la tierra y de su vida.
Esa congruencia y sinceridad conforman una de las características que más me satisfacen de su obra. Es uno de los adjetivos que mejor le identifican.
Pintor-receptor y transmisor espontáneo, sincero, solidario y solitario como un corredor de fondo en la carrera de su vida.
JESÚS LÁZARO DOCIO
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Aquí están la provocadora parábola del levantamiento contra el poderoso, la calma poética de la obscenidad, los perfiles arriesgados de la amistad y la rivalidad masculinas, la precisión genital del cortejo viril, la brumosa hospitalidad de los puertos marítimos, en los que la calma no evita que toda aventura temeraria sea posible. La personalidad, la vida, la obra de Jean Genet han guiado a Rufino de Mingo por esos paisajes interiores y exteriores en los que el artista se reconoce y se alimenta, y el resultado es un autorretrato superpuesto, una biografía compartida y contrastada en la que el personaje central es un hombre que añora la inocencia originalidad, la libertad invencible, el paraíso perdido.
EDUARDO MENDICUTTI
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Discipulo de Jean Genet y admirador de Alejandro, utiliza las directrices del Movimiento Caos en la Plástica de forma resolutoria a la hora de plasmar su obra, insatisfecho, imperfecto buscador, paso de sus laberintos, de sus líneas y coordenadas, de sus montajes de deshechos a componentes de toda índole que delatan una inmersión de búsqueda ante lo desconocido y lo conocido por descifrar, en la más pura teoría Caos.
En el tratamiento de las superficies (esto ya lo observamos en su reciente exposición en el Museo Metropolitano de Tokio) utiliza un fondo matérico, que tras su apariencia casual será cómplice de la obra final o completará su iconoclástica.
Los personajes en pose imposibles pueden tener diferentes lecturas, de hecho ninguno de los críticos que escribieron sobre la obra de De Mingo se pusieron de acuerdo.
MALDITA DE SOJA
¿ES EL FIN DEL MUNDO?
La imagen que nos ofrece de Mingo en este trabajo para pintura mural, a realizar en la ciudad de San Francisco (USA) con el soporte (esponsor) del PRECITA EYES MURAL PROYECT, está en la línea de sus más recientes muestras (Museo metropolitano, Tokio 1994; Galería Jorge Ontiveros, Madrid (1995).
Refuerza las imágenes con textos, un realismo sugerente apoya el mensaje aparente convencional pero que también podría tener una lectura CAOS (recuérdese aquello de que la excepción forma parte de la regla).
Aunque sus trabajos en estos últimos años denotan un cambio en las formas (utilizando como referencia el tiempo de militancia en el movimiento CAOS de Madrid – Galería Tate-Tate, Madrid 1992 y Galería Municipal de la Habana 1993), no está tan claro un cambio en el contenido.
MALDITA DE SOJA
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¿Será el propio Rufino de Mingo? Por el título de esta exposición, se diría que sí: Yo, el otro. Además de ser el mismo, Rufino debe ser ese curioso individuo que vive físicamente inmerso en una realidad que en nada se diferencia de la fantasía, un individuo indescifrable que comunica sensaciones. Cuadros como sueños en los que el amor es la inspiración que impulsa a imaginar y a modelar. El mundo artístico de Rufino de Mingo es el homenaje a la carne de un heterodoxo, un creador libre que mantiene viva la inocencia incluso en las moradas más oscuras. Ese individuo es un hombre común y es un héroe.
LEOPOLDO ALAS
Abril 2005
El principito de Rufino de Mingo está solo, rodeado de planetas, más que estrellas, que a veces se condensan formando una red tupida como las celdillas de una colmena cósmica, bajo nubes que pueden llegar a teñirse de un rojo encendido o abandonado en la arena de playas remotas frente a horizontes inalcanzables, en un universo que ofrece formas tan misteriosas como las de las profundidades de un inmenso océano mudo. Aquí no hay rey ni vanidoso ni borracho ni geógrafo ni hombre de negocios ni farolero. No existen seres humanos, ni tan siquiera el propio principito, despojado de la compañía de cualquier otro ser vivo en el que poder mirarse como un espejo. Aquí no hay un piloto caído a quien poder fascinar con su presumible inocencia, ningún aviador de las letras dispuesto a mirar el mundo de nuevo, a través de los ojos de un niño, para comprender que lo esencial es invisible a ellos porque no se ve bien sino con el corazón. Este principito no tiene a nadie cerca que le dibuje. Lejos, sí. Desde fuera, Rufino de Mingo es el demiurgo que hace y deshace los contornos de su cuerpo rosado y del mundo desapacible que le ha tocado vivir, ajeno a su creador, debatiéndose consigo mismo como un personaje romántico y alucinado.
LEOPOLDO ALAS
Madrid, 10 de mayo de 2004
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EXPOSICIÓN MESTIZAJE. RUFINO DE MINGO.
Hay muchas maneras de ensamblar conceptos, muchas formas de ocupar el plano, muchas manifestaciones alegres y espontáneas para dar permiso a la pintura, a la manera de fundir aparentes dislates, bellos propósitos.
Es el caso del pintor Rufino de Mingo que con su entusiasmo creador, propicia esta fiesta plástica, liberando la imaginación, el impulso creador, el manejo de los materiales, los que sirven a cada cual como elemento expresivo, y haciendo lo que importa; crear sin trabas.
Es un gran esfuerzo el que realiza Rufino de Mingo y sus colaboradores, una generosa aportación, invitación para liberar texturas, sentir el pálpito de las telas para que cada cual deje su impronta.
MANUEL ALCORLO. Mayo 2016
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Rufino de Mingo o París como Estímulo
Evidentemente, París como estímulo, lo confirme o no Rufino de Mingo (Escariche, Guadalajaa, 1953).
Y a partir de eso una curiosa -y bella-e interesante variación. Leer texto completo
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Mestizaje, cuando la mezcla es pureza.
Un mestizaje que es mezcla y también cierta originalidad y pureza por el simple hecho de acabar creando una obra distinta y prácticamente nueva tras haber intervenido en la pieza. El reto –entre responsable y divertido, entre simpático, audaz y artístico- no es, en realidad, una posibilidad o una idea que surgen de un modo espontáneo o aislado: cuántas veces el propio De Mingo se ha visto en la tesitura real de ayudar a un artista amigo a terminar o cerrar pictóricamente una obra por una simple cuestión de dimensiones y, probablemente, incluso hasta de urgencia. Un mural, por ejemplo. Y Rufo ayudando, así a llenar, según el caso, una zona de color o una determinada porción de pared o de lienzo.
MARGARITA IGLESIAS
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Caos: llegan los 90´s. Sofisticación, divinas, la postmodernidad. ¿Postmodernidad hemos dicho?. Precisamente, Rufino de Mingo funda el Movimiento Caos con Antonio Villa-Toro, Tino Casal, Gonzalo Torné, Paco Clavel, McNamara, Diego Romero y Luís Cárdenas como reacción a las modas y las clasificaciones. Propugnan el desorden y elaboran un decálogo en el que reivindican la mentira por placer, la crítica por vicio, la devoción a Santa Gema, el amor a las tarjetas de crédito y la afición a la telenovela “Cristal”. Recomiendan mirar a los ojos de la gente “para que nunca te puedan pillar en falsedades” y se reúnen en torno a la Galería Tate-Tate de Madrid, icono, lugar de reunión de los mejores cabellos teñidos de la capital y academia del desprejuicio, pero que bajo esa pátina de “glamour” permitía desarrollar un nuevo laboratorio de ideas. El propio De Mingo recuerda como en Tate-Tate “se hablaba mucho de arte y celebrábamos discusiones muy serias al respecto. Aunque en este mundo sucede mucho que sólo se conozca la punta del iceberg y de entonces ha quedado sobre todo el aspecto frívolo, no es menos cierto que había una enorme inquietud y prueba de ello es que han salido muchos buenos artistas”.
MIGUEL PÉREZ
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“País mío, tan joven, no sabes definir”
Virgilio Piñera. “La isla en peso”.
Pudiera creerse que siete grabados son muy pocos para los tantos días de Rufino de Mingo en la isla, e igual resultarían escasos si quisiéramos ilustrar el comportamiento del tan mitificado “ser cubano”. Sin embargo, la inocencia sutil y aguda de acomodar las cosas, dando la apariencia de que ha sido obra de los irremediables efectos del azar, hacen que esta serie sea una “abreviada crónica ilustrada”, con algo más que siete grabados.
Esta historia comienza, no cuando abrimos y observamos, sino desde antes, (atención: mirar y después abrir) desde la ingeniosidad de la portada y la contraportada… “lunares y camuflajes lleva la isla”. El “diseño” contiene en sí mismo una dualidad, tan real como absurda, que parece signar el estilo en que se revela la isla. De una parte círculos, colores verde y naranja… de la otra… el camuflaje militar. Volubilidad versus rigidez, será la tesis de las estampaciones que siguen, y el propio paisaje donde Rufino estará medianamente camuflado.
ANA MERCEDES URRUTIA
Madrid, diciembre 2006
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Obra y señales de Rufino de Mingo
A sus sesenta y pocos años (dejémoslo ahí) Rufino de Mingo, de la progenie de artistas nacidos en Castilla- La Mancha
es un creador internacional que ha hecho pintura, escultura, grabado y murales. (2015) Leer texto completo
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Ha sido –el hombre nuevo- el sueño de todas las revoluciones y de casi todas las tentativas de futuro, incluso de las más reaccionarias. Casi todas han traicionado el sueño. Y quizás por ello, en espera de tiempos mejores –siempre en espera de tiempos mejores- la esperanza del hombre nuevo se ha refugiado en el humanismo y en el arte.
El hombre nuevo solo puede ser el gran hombre libre, el inteligente poseedor de todas las libertades, individual y social superador del Estado. El hombre nuevo es placer y sexo, juego y saber, generosidad y altura, pluralidad y mezcla. El hombre nuevo es el gozo del yo reconciliando todos sus extremos, amigándolos, y también el encanto de la danza colectiva, donde cada cual elige la pareja que quiere y todos se sienten distintos, unidos y conformes en la misma ronda. El hombre nuevo es un sentimiento de grandeza y pluralidad. Cierta dimensión angélica. El hombre nuevo sería, al fin –cuando sea- el nacimiento real del Hombre. De quienes, de veras, merezcan, por fin, ese nombre. Ojala no tarde.
LUIS ANTONIO DE VILLENA
Madrid, Abril de 2000
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IMPRESIONES Y SENTIMIENTOS SOBRE LA OBRA DEL PINTOR R DE MINGO
Rufino de Mingo en su búsqueda de la libertad aborda el tema del mestizaje, tan presente en la vida moderna. Es en definitiva el fruto de la emigración, otra de las grandes preocupaciones de la mayoría de los gobiernos y sociedades del mundo.
Para los que procedemos de otras naciones, los que hemos tenido que abandonar nuestras tierras y nuestras familias, la emigración no es el gran peligro para los sistemas políticos y sociales actuales, sino más bien, una realidad necesaria e imparable que debemos afrontar con valentía.
En esto coincidimos con los artistas, pensadores y literatos comprometidos como Rufino de Mingo que experimentó la vida fuera de su país durante varios años.
WALEED SALEH
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A rufino de mingo
El mar. atacando las anchas avenidas ya conquista la estatua de mis ojos. el mar. el que se agita y rompe por el eje de mi lengua. el mar escrito. el mar hablado. el mar de todos que rehago mío. el de la íntima liberación de los domingos limpios. citadinos. el mar. el de los mágicos efectos. ese que columpia la infinitud del cielo. el mar azul. esa locura ínclita. confín de los altos decibeles nocturnos y vasijas de rones. el mar. el amenazante. el terrible muerto. el mar. el caribe mar. por el que penetraron y salieron. triunfaron y cayeron. no la cruz. No la guerra de corso. sino los raros bailes. los amores. los idiomas.
(del libro Encuentro con las mismas Otredades)
JOSÉ MARMOL
Y TODAVIA LLOVIZNA EN CADA CUADRO SU FANTASMA
Este pintor está entre los pocos hombre de Europa, de España en su particular caso, a quienes he creído, en quienes he tenido fe y confianza cuando hablan del encuentro entre su cultura y la nuestra; y más que concepto con el cual mostrar eufemísticamente acontecimientos pasados, en él, como en pocos, encuentro quiere decir algo vivo que se proyecta infinitamente en el tiempo y el espacio cósmicos, siderales. Él llamó a pintores latinoamericanos para que llenaran, junto a un grupo de artistas jóvenes, todo un pueblo de la Alcarria de pinturas murales, las cuales se efectuaron en las paredes de las casas de familia. Hoy, los murales de Escariche constituyen un museo al aire libre, hermanador de pueblos y que se suma a otros tantos museos libres del territorio español. Él ha transitado solo por varios países de Latinoamérica presentando sus trabajos; ahora, tiene programado traer pintores jóvenes representativos de la más revolucionaria plástica española. Empezó a realizarlo.
JOSÉ MARMOL
Con este Homenaje al consumismo, Rufino de Mingo no solo experimenta y rompe esquemas protocolares, sino que además sienta en el Palacio de la Cotilla, un verdadero precedente de obra abierta, de auténtica democracia participativa no sólo en la creación, sino también, en la interpretación de lo creado.
En lo que a la trayectoria del propio artista respecta, esta exposición es importante, por cuanto, instala con ella una ruptura en su propia tradición. Refunde y redefine elementos vertebrales de su propio código, organicista por excelencia, para crear un discurso deslindante del suyo, y mucho más rico en términos de sentido. Claro está, se trata de una fase de transición en la que no se puede pretender cierre de perfección; cosa que, de más está decirlo, en arte no existe. Lo importante aquí es la noción patente de búsqueda, de autodestrucción para renovación. Y es que, en definitiva, la obra de un artista va a ser resultado de su propia capacidad de revisión y renovación de sus medios expresivos, su lenguaje de íntima cosmovisión.
JOSÉ MARMOL
Río de Janeiro, Brasil
Agosto de 1989
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RUFINO DE MINGO EN EL CAMINO DE LOS ESPAÑOLES.
La obra del reconocido artista de la plástica Rufino de Mingo se recrea en la memoria colectiva, desde el lado
desfavorecido que le ha tocado vivir en los excluidos de la Tierra. Leer texto completo
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Fundador en su país del trascendental Movimiento Caos y del Grupo Abanico —en manifiesta reacción en contra de las imposiciones de las modas y las corrientes consumistas insertadas dentro de una ascendente globalización cultural y económica—, la voluntad de estilo de este creador transita por las regiones del subconsciente humano al punto de comprometer al espectador con sus inquietudes plásticas de carácter social, sustentadas en notables y atrevidos equilibrios cromáticos y figurativos, a partir de los cuales construye sus discursos pictóricos en los que se entremezclan elementos oníricos, simbólicos y místicos.
Rufo de Mingo interpreta el mundo que le rodea con la intención de acercarnos más al trasfondo vital y a la problemática existencial del hombre, que a las fisionomías de los personajes de sus narraciones. Sin ambigüedades, aunque con refinado e irónico humor, sus trabajos proponen el análisis reflexivo y crítico de su (nuestra) contemporaneidad. Indaga en la condición humana y la evalúa para posteriormente formular emblemáticas tesis concordantes con la realidad histórica, en un lenguaje expresivo en el que la construcción de las formas y la diversidad de colores estimulantes y provocativos nos acercan a un arte que desde sus estratos deviene eminentemente realista.
En cada pincelada, trazo o tallado penetra en el interior de los protagonistas para descubrir sus esencias, producción plástica en la que —como sentenció el gran pintor argentino Antonio Berni (1905-1982)— “los problemas del arte están sometidos a los de la vida, para servir a los hombres y no para separarnos de ellos”.
JORGE RIVAS,
La habana 2007.
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Rufino de Mingo. Las Leyes y los Deseos
Hay una trama oculta en las pinturas de Rufino de Mingo; una urdimbre, similar a la que oculta y pone de manifiesto la propia tela,
y que a veces pareciera vislumbrarse por entre los trazos de su obra. Tramas reduplicadas en forma y fondo, aunque a veces parezcan esconderse en la entretela, y camuflarse incluso entre sus colores.
Leer texto completo
JULIO PÉREZ MANZANARES.
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Los métodos del pintor son muy variados, y por tanto más integrales, porque contienen tanto la razón como la expresión, y operan en lo intelectual tanto como en los sentidos humanos, -en el nivel consciente tanto como en el subconsciente.
Los trabajos presentes de Rufino muestran una aproximación mucho más sincera, justamente porque parten de más profundas convicciones: aquellas que están indisolublemente fundidas en la personalidad del artista.
ANTONIO MORALES D´ARMAS.
Toronto, octubre de 1999.
Porque a tenor de sus inquietudes, el ser humano se mueve resolviendo el trauma o drama diario de su existencia, parte indisoluble del cual parece apuntar de Mingo-, es el ostracismo, la soledad marginada. Que baile, gire, se contorsione, grite, corra o parezca gozar, no son otra cosa que maneras de exorcizar su abandono social.
Este cuerpo de ideas parece marcar también deliberadamente el tratamiento que entonces recibe desde el punto de vista formal y técnico. Algunos de los más acertados valores de estas creaciones provienen de la muy fluida integración de los esquemas pictóricos en su función expresiva. La intencionalidad de sus propuestas parten de una asimilación contemporánea de códigos de comprobada eficacia en lo que va de nuestro siglo en el arte, a través de los cuales Rufino llega justo al medio de sus posibilidades, al equilibrio en cuanto al funcionamiento.
Trátese de facetas del arte pobre, bruto o ingenuo, el resultado es convincente.
ANTONIO MORALES D´ARMAS.
18-03-92.
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SALA UNIAC, CIENFUEGOS, CUBA
Bajo el juego de las influencias
Quizás por la capacidad de aglutinar en armónico contacto a grupos de interesados, practicantes o no, artistas y espectadores durante los diferentes talleres de gráfica que en los últimos años en nuestro país ha impartido Rufino de Mingo (Taller Experimental Plaza de la Catedral, Taller de Serigrafía René Portocarrero y Taller de Monotipos en Cienfuegos) es que este artista español (Escariche, Guadalajara, 1953) forma ya parte de nuestra historia en la plástica cubana, sobre todo porque ha logrado que muchos –nunca antes confiados a sus posibilidades creativas-, creyeran en la dosis artística de cada ser humano y la mostraran ampliando el caudal expresivo de nuestro ámbito; o quizás se le debe ese lugar entre nosotros a la legendaria herencia de lengua y tradiciones que nos une culturalmente y que nos pone, incluso a nuestro referido artista, bajo el fuego de las influencias.
Lo cierto es que no sólo el hecho de socializar de manera didáctica las diferentes técnicas del grabado –de lo que sabemos ejerce con maestría-, dispuesto a convertir cada lugar que visite en un espacio de congregación creativa, sino también aprender él mismo de lo que cada experiencia le depara y cada región le brinda, hacen que de Mingo transgreda a su propia obra todo el caudal de información e iconografía que percibe, en este caso, de nuestra atmósfera cultural.
DALILA LOPEZ
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Rufino de Mingo es arena de una playa extraordinaria porque en ella sólo pueden dormir los poetas y locos, sensibles a los estremecimientos de aquellos primeros escapados frente a la ciudad, frente a un cuerpo, frente a la noche y a la inmensidad del universo.
Monotipias muy libres sobre un papel que parece amasado en cuevas donde se alojaron los habitantes de otras dimensiones; dicen que autodidacta, más bien facturado con el talento y la no imposición de patrones, cláusulas, contratos; en temáticas, vistas en las largas horas que lo obligan a permanecer en el aire, dado su trabajo en la aviación.
Aquí hay un discurso diferente al de Triana, viene de la génesis, del ancestral llamado de su cuerpo, de su signo, marcado para no ser nunca un prisionero de la forma o la buena costumbre.
Cuántos códigos ocultos, qué sueños, que caos y, a la vez, que orden dentro del desorden, sólo que si no estás avivado no tienes permiso para adentrarte en el delirio, en las lecturas. Es atrevido este Mingo, y sencillo en la línea y el lirismo, y es poeta y cómplice y nunca mudo, porque las imágenes estallan en tus ojos, y forman lenguas y taran y penetran.
MARGARITA GARCIA ALONSO
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Las simples formas de las imágenes, la economía en el uso del color y la pincelada directa y espontánea nos indican el completo dominio tecnico de la obra sobre papel posee Rufino de Mingo. La majestuosidad de sus aminiaturadas imágenes signicas y la intrigante atmosfera del espacio que las contiene es prueba de su personal y acertada propuesta estética en la que la obra transmite una agresiva y poderosa expresión emocional y conceptual inmediata. Ciertamente, con su obra, Rufino de Mingo nos invita a reflexionar.
JOSÉ DAVID MIRANDA
Octubre de 1992
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RUFINO DE MINGO Y LA PROVOCACIÓN
Rufino está abierto a todo, y esa es su principal utopía: la libertad personal en armonía –a veces combativa y crítica- con la libertad social. Del “Abanico” al “Kaos” no hay gran distancia; basta con que se rompa el alfiler que funciona como eje. De la tranquilidad educativa de un Taller Abierto a la lucha callejera a favor de la insumisión o cualquier otra “causa imposible” sólo dista el pequeño gen de la utopía. Para eso están los símbolos, para incomodar al “status quo”, y no solamente para figurar en los anales de la estética.
J. M. GOMEZ SEGADE
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MARGEN DEL CAUCE
Interacción de márgenes creadoras, y espacios nominales que enmarcan estructuras institucionales. Interacción que crea la dinámica justa de relaciones entre entidades e individualidades, asimétricamente precisas en una constante generación de efectos y afectos como ánodos centrados en su discurrir. Esta exposición, Márgenes del Río, está enmarcada por la reposición de la muestra de Rufino de Mingo “El Ozama”, realizada en 1989, enriquecida por nuevos dibujos. Más que una solicitud de vuelta, es un requerimiento de emplazamiento a la continuidad del diálogo, o de aportes continuados. Esa exposición integrada en los espacios de sistemas de relación, la literatura y la plástica, teniendo por eje fluvial el texto poético de José Mármol “Poeta 24 Al Ozama”. Entonces, como ahora –pero nunca de iguales cambiables – se reunieron entorno a la temática artistas –otros, de la plástica española y dominicana, quienes en un lienzo colectivo con las márgenes de individualidades, trabajaron al fluir existencial- orillado Ozama de linderos y márgenes urbanas. Ahora en integración institucional y apoyo al reencuentro…
VIRGINIA ROCA
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COTIDIANIDAD EMPIRISMO
Cualesquiera de los dos términos o ambos discutiéndose el trono,pero no pertenecientes al destello común y en el punto destinado la propia vida fuera de contornos y figuratismos.
Concordar en un criterio único resultaría irracional, la posibilidad experimental en la temática que se inserta puede resumirse en la vigilia constante, cada artista es dueño de un lenguaje, de una versátil, manera de componer.
La transmutación del lenguaje que se ofrece la gráfica tradicional y experimental, con el concepto de vida involucrado en la seña receptiva del individuo y su manera de proyección, se funden en evocaciones; en esta la imagen que se nos paraliza y nos somete a reflexionar.
Saltar es lo necesario, la gravidez se impone pero de igual forma estaremos de vuelta ante las imágenes u asumiremos nuestra complicidad sin temores a tantear y equivocar el rumbo.
Transmutación, evocación, cotidianeidad, empirismo… el desgarrotamiento total del artista y nuestra provocación al acecho.
LUIS URRA HERNÁNDEZ
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Este artista tiene mucho que decir y sin duda lo dirá, sus trabajos últimos aportan plasticidad, madurez en la composición, en la técnica y en el color. Su entusiasmo creativo es inagotable, su imaginación es portentosa, especialmente, en la escultura donde nos sorprende con determinados materiales de uso cotidiano elevados a una realidad escatológica claramente definida, bien como denuncia consumista o bien como denuncia sociológica, en cualquier caso, Rufino de Mingo provoca interés, suscita polémica y arrastra muchos fieles servidores que como yo, personalmente, nos sentimos cautivados por su forma honesta de proclamar su verdad intelectual y su realidad cultural.
El conjunto de su obra es un canto apasionado que apuesta definitivamente por el Arte.
PEDRO SAORIN
Madrid, julio 1999
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Mestizaje, la búsqueda de la existencia compleja
Rufo de Mingo busca una nueva forma de interrelación, especialmente a partir de la dinámica transformadora artística creada a través de la confluencia de do formas de crear, de dos artistas que acceden de forma voluntaria a una especie de mestizaje creativo.
De ahí surge la creación denominada “Mestizaje”, basada en la dialéctica de contrarios, en el diálogo permanente de voluntades, en la confrontación sutil de las diferentes vertientes.
De lo esencial a la verdadera base, de la potencia de la verosimilitud a la auténtica simbiosis de lo indeleble. De la búsqueda de un mundo complejo a una aparente limpieza de diálogo.
La aportación de Rufo al arte actual pasa por el entrecruzamiento de destinos artísticos, por la esencialidad de lo básico, para desprenderse de lo abarrocado, de los conceptos superfluos, entrando en una nueva dinámica, en la que los lenguajes hablan directamente.
Esta actitud es la que afrontan los grande artistas y creadores que intervienen en “Mestizaje”.
DARÍO VILLALBA QUINCOCES
Escritor y periodista
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Rufo de Mingo en escultura es simbólico, parafrásico y contundente; mientras que, en pintura, destaca su dedicación a hilvanar un discurso ácido, que no escatima en recursos, para hallar aportaciones sublimes con implicaciones referenciales a sus personajes emblemáticos, auténticos protagonistas de su continúa pugna por obtener el reinado. Y, a fe mía que lo consiguen. Por eso existe siempre en su obra la imagen del hombre que lucha, de ahí sus músculos y que apoye su creación en su sentido del humor, que es muy evidente, hasta incluso, me atrevería a decir que irreverente.
JOAN LLUÍS MONTANÉ
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
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Rufino con una sensibilidad incandescente va diciendo: Sólo hay un éxtasis en el transcurrir; la mano que nos toca, nos alcanza y nos salva. Toda espera es fecunda si la posibilidad regresa. Ella ilumina el principio. Este pintor conoce que la posibilidad de crear te escoge y no hay huida.
Estas piezas comentan, de la nada, su fuego fatuo y del diálogo su sensibilidad latente. Su autor, nacido el mismo día que Wagner, un 22 de mayo, realiza ahora las motivaciones que los 22 arcanos del Tarot de Marsella han suscitado en él. Un protagónico Sigfrido aparece con toda simpleza de su presencia sígnica. Y el hechizo de un anillo visual enlaza simbólicamente las culturas. Como sabemos la semilla prefigura el árbol y el niño de 4 meses tocará después un día el concierto que anhelábamos oír. Todo es cosa de esperar y aprender a hacerlo, con certeza, premonición y entrega, combinados en una energía con positividad latente y desprejuicio.
De las formas de hablar Rufino escoge la parodia, opta por la sonrisa y la ironía que habita su enfático misterio.
CLARISA JERÉZ LEMUS
Exposición “EL TAROT TROPICAL”
Museo Municipal (Cienfuegos, Cuba)
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“Homenaje al consumismo” fue una instalación artística que, desde la óptica de la actual sociedad, admite varias lecturas. Es una toma de posición ante los desechos de la creciente industrialización; una llamada ecológica, si se quiere; uno de los perfiles determinantes del tipo de civilización que vivimos; un eco y una base de la existencia, pero sobre todo es la reconversión en obra escultórica de los residuos tecnológicos contaminantes que nos envuelven. Así, las chapas, las neveras gastadas, los restos de automóviles, entre tantos otros materiales, fueron reciclados y redestinados al cumplimiento de funciones rigurosamente artísticas. Es el arte y la vida lo que aquí se encuentran unidos.
Rufino de Mingo continúa sus actividades en los distintos campos artísticos que cultiva. A señalar la invitación que se le ha hecho, con todo el grupo Caos, para participar en la Bienal Internacional de La Habana, la exposición de su obra más reciente, telas con técnica mixta, en la Galería Jorge Ontiveros, de Madrid, y la del Museo de Arte e Historia de San Juan de Puerto Rico, centrada esta última en monotipias.
Una personalidad la de Rufino de Mingo que crece y una obra cargada de futuro.
FERNANDO PONCE.
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…primordial o una salida hacia la luz. Transgresor sí, mas nunca iconoclasta; revolucionario, pero con las armas del arte, este artista desempolva con mimo de arqueólogo la huella cultural allí donde la halla, sabedor de que, necesariamente, una parte de lo arcano ha de pervivir en la tradición.
Se ha sugerido que la principal contribución de Rufino de Mingo, tanto desde un punto de vista frontal como conceptual, a nuestro actual discurso plástico pudiera consistir en la (re)construcción de una cierta identidad transcultural y utópica. Siempre he tendido a pensar; ante sus obras –al calor pues de esas espesas materias y de esas cargadas atmósferas-, que para él es antes la búsqueda del propio cuerpo que la del símbolo. Es cierto que este artista ha contribuido al desarrollo de talleres de obra gráfica en distintos continentes (talleres en los que, evidentemente, trabajan juntos autores de diversas culturas) y que buena parte de su propia obra se edifica sobre la noción –muchas veces difusa- de mestizaje; pero, en su caso, no se trata tanto de un mestizaje cultural cuanto de una inmersión física y sin retorno en la vida del otro: las pinturas y las esculturas de Rufino de Mingo tratan de la carne; de su carne y, muy probablemente, del contacto con de sus semejantes. Es esta sensibilidad peculiar y totalmente reconocible la que impregna su obra, la que la hace indescifrable y, al mismo tiempo, comunicadora hasta niveles raramente vistos en el aséptico panorama del arte actual, donde todo el mundo parece buscar –desde la ironía y el radical escepticismo- la máxima neutralidad y la máxima distancia. Este artista es un excepcional pintor y modelador de sensaciones y, por eso mismo, porque en su cuerpo anida todo el dolor del mundo, su obra toda descansa sobre un número limitado de iconos –el más conocido es sin duda ese extraño homúnculo desnudo tocado con un grueso trozo de piel-, sobre un mismo paisaje subterráneo y sobre unas formas que tienen en común una misma capacidad de herir aprisionar o contener.
En sus nuevos trabajos vuelven a concitarte todos los elementos que dan forma a su arte y a su pensamiento, confirmándose una vez más que se obra es singularmente acumulativa y que va ganando en densidad y sentido en cada una de sus sucesivas exposiciones. Sin duda estos paisajes muertos y calcinados bajo cuya piel se amontonan los detritos se anuncian ya en su Homenaje al consumismo de 1989; pero son también los mismos que viene mostrándonos desde hace años su escultura hecha a base de objetos muertos (o sea, de cosas que han agotado el ciclo vital que en principio les correspondía): para construir sus esculturas, de Mingo suelda los huesos roídos, los perdidos fragmentos, pone en el lugar del miembro amputado un miembro imaginario para corregir, de nuevo, las trayectorias; el Apocalipsis que presiente se desencadena tanto en el pasado como en el futuro, anida en la mitología y en la ciencia, en la tradición esotérica y en la estadística, en la historia de cada hombre y, por eso mismo, es presente, la vida fundiéndose con la muerte a cada momento.
JAVIER RUBIO NOMBLOD
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Como tantas veces nos volvemos a encontrar, vuelve su desnudez
tapada, camuflada en la fortaleza de él
Ese personaje fabulador, inteligente y atrevido que juega al
despiste, en tanto nosotros desde aquí intentamos hallar respuestas,
esas, que como tantas veces, siempre serán difíciles de acertar.
Acercarse a la obra del artista plástico Rufino de Mingo López es un autentico placer a los sentidos, resulta imposible pasar la vista con rapidez por cada una de las piezas, se despiertan las alarmas y comienza el juego.
El artista nos seduce con la puesta en escena, en ella cada una de las piezas desempeña un rol protagónico, gozan de autonomía, personalidad, vida y fuerza interna capaz de arrastrarte a su antojo por los recovecos del contexto hasta hacerte participe y cómplice de su historia.
Con su espíritu de artista inquieto este pintor, grabador, muralista y escultor busca inspiración en la literatura, el teatro y demás manifestaciones artísticas para enriquecer su universo creativo. Un universo repleto de vivencias, sueños, incomprensiones y disconformidades que se convierten en un grito, un reclamo, un toque de atención.
Denuncia constante que nos alerta de la degeneración que nos asecha, esa que se adhiere a la piel hasta mutarse y pasear sin pudor entre nosotros; ignorantes, masas desmemoriadas y fáciles de manipular, dirigidas cual rebaño al mundo del sinsentido.
Aunque sin dudas, el gran logro de su obra es la capacidad que tiene el artista de sorprendernos, a pesar de su prolifera creación nunca se repite, su obra se regenera y transforma, se adapta a los cambios y se apropia de éstos desafiando su imaginación .
Y es precisamente Collage, exposición itinerante que comenzó su periplo por Francia y que inaugura Las Vidrieras de Verona, un nuevo espacio expositivo de Madrid para continuar su andar por España, quien demuestra una vez más esa capacidad regeneradora y de adaptación del artista.
De Mingo cede su paleta habitual de fondos aplastantes, tonalidades en capas superpuestas que hacen empequeñecernos por su dramatismo escenográfico y efectista a tonos suaves, refrescantes, todo un coqueteo consciente que se adapta a su entorno de creación, el taller parisino de la artista Vivian Asapche .
A su protagonista y demás elementos reconocibles de su grafía se unen catedrales, vírgenes, perros que ascienden, bocas, flores insinuantes y unos ojos que nos miran fijamente para dejarnos sin aliento. Mezcla sutil de imágenes y textos en una composición equilibrada y armónica que pone al descubierto su rebeldía indomable, crítica voraz a los convencionalismos hipócritas, retrógrados y rancios.
De modo que, una vez más, nos volvemos a encontrar con sus defectos y virtudes, su seducción y desconfianza, su hambre insaciable del saber, del estar, de hacernos pensar en todo momento que podemos acertar.
LLILIAMS NIMO VÁZQUEZ
Crítica de Arte
A lo largo de su extensa obra el hombre se ha convertido en protagonista de su discurso, indispensable para comprender y acceder a sus códigos, sin embargo, en Paisajes… este protagonismo es cedido a atmósferas desoladoras, solitarias y desgarradoras que anulan por completo todo ser vivo, no necesita auxiliarse de formas conocidas porque su personalidad se respira, está presente en los trazos firmes y seguros, en los fondos fríos y planos, en cualquier caso los elementos que conforman sus paisajes son solo un apoyo visual que enfatizan el concepto.
Fuertes empastes afianzan un expresionismo bien intencionado, sus escaleras se muestran tímidas, empequeñecidas, mezcla de sentimientos encontrados mientras los personajes están en peligro de ser aplastados, obsesiones, preguntas sin respuesta y dudas tantas que corren refugiándose en los ocres de las incomprensiones.
Sin embargo, a pesar del tenebrismo escenográfico un tanto pesimista la muestra nos atrae, la sentimos cercana, reconocible, toca sensibilidades que nos hace reflexionar una vez más hacia un tema que nunca se hace viejo. De Mingo sigue seduciendo al espectador: Por qué, la respuesta es bien sencilla, sentimiento y verdad.
LLILIAMS NIMO VÁZQUEZ
Sentimiento y verdad
[subir]
DADÁ VISITA EL TALLER DE RUFINO DE MINGO
No se me antoja Rufino de Mingo de esos pintores cuyo trabajo pueda aparecer desligado del proceso de concepción. Es la de nuestro pintor una obra traviesa que se recrea en mostrarnos la trastienda de la trastienda, cosa que sucede en sus últimos «collages», en los que, poseyéndose algunas claves, es posible incluso ver al pintor en su taller premeditando resultados.
Habiendo visitado siquiera una mínima parte de la inabarcable obra de nuestro artista podemos reconocer no obstante algunos rasgos que podrían considerarse fisonómicos del conjunto: un trazo deliberadamente rudo, hasta el punto de hacer brotar de sí una tierna esencialidad, que es la que acaba apoderándose de la atmósfera mostrada. Dicho trazo, que es mediante el que concibe a sus «humanoides», recuerda a aquel berroqueño de Vela Zanetti, o incluso a la raya que con que se pintaba el ojazo la malograda Amy Winehouse, la cual era en sí misma un «collage»; un «collage» andante, bueno, más bien tambaleante, dada su propensión a ciertas infelices ingestas.
También acarrea De Mingo cierta impronta solanesca.
Es Rufino un Vela Zanetti metafórico y etéreo; sus «collages» con base en la entrada de la catedral de Notre Dame más que un volteado de lo sublime son la sublimación de la manida magnificencia por la vía más lúdica y recónditamente jovial; Rufino se me antoja «homo ludens», lo que es compatible con el poso de honda desazón que queda de manera latente muchas veces en sus obras.
Los «collages» que ahora nos presenta Rufino no son arcos apuntados; la mayoría son cabezas de misil disparadas, una y otra vez, por su fantasía de plástico creador. Y es que el de Escariche es un reflexivo escrutador de fórmulas de expresión plástica, solo así se puede dar con cauces como el que nos propone. Nunca ¿uterinas? entradas ofrecieron tal posibilidad recreativa, antes de la incursión, al predispuesto.
Lo que vamos a encontrar son partes de un poemario; cada pieza es un «poema-“collage”», ya Carlos Edmundo de Ory se desvió desde la escritura hacia formas plásticas como esta, «ergo», tenemos ante nosotros una fórmula fronteriza, de intersección, como también lo puede ser el caligrama. Aquí se da cabida, de hecho, también, a la tipografía, a modo de pequeños guiños al país vecino, que acoge en los últimos tiempos a nuestro artista, si bien, en la misma lógica interconectiva, asimismo entremezcla los motivos españoles.
Entrando en las piezas objeto de nuestra atención, en las que Rufino atrae a su redil la irredención de la burguesa vanguardia, diremos que todas ellas son «links» hacia mucho más, por lo que sería absurdo pretender tratar de glosar, más allá de un superficial acercamiento, el conjunto, en el que observamos a vivarachos mazapanes desplazarse por entre un desbarajuste del que forman parte; radiográficos pulmones-alas contenedores de mártir y perro respectivamente; corrientes de inapelable rigor; pulpos o hidras de abarrocada contorsión tentacular; aceitunas verdes y negras haciendo las veces de fular de una rosa travestida de amapola, flor para cuya conformación parecen haber sido seguidas las directrices de Huidobro; bocetos humanoides con fondo paisajístico de suave melancolía cromática, e incluso una nocturnal virgen cuyo desencajado rictus contrasta con la exuberante y desenfadada vegetación que la flanquea, si bien ella mantiene la lógica lanceolada de las otras portadas catedralicias (que son una y varias), eso sí, embutida en oropeles harto llamativos, áurico neón en la noche más extraviada.
En fin, Rufino de Mingo, nos ofrece en esta colección (que cada cual habrá de afrontar dando paso a su personal fantasía interpretativa), plasmaciones de arrebatos; vibraciones del alma sobredoradas con muchos de los que me parece que son sus rasgos idiosincrásicos: telurismo, hondura, compromiso y ese espíritu lúdico-experimentalista de quien vive en artista.
La colección de «collages» será expuesta en la Gallerie le Colombier, 91 Rue San Honoré (París) y en el Espacio de Arte Las Vidrieras de Verona, calle Luis Vélez de Guevara, 10 (Madrid).
DIEGO VADILLO LÓPEZ